Los niños expresan sus emociones sin saber exactamente que les pasa, hasta los seis, siete años aproximadamente no saben ponerles nombres a esos sentimientos que experimentan en determinados momentos de su día a día y ello les provoca confusión.
Por ello somos nosotros padres y educadores quienes debemos ir juntos a ellos poniéndoles nombres a sus emociones y sentimientos, a la vez que vamos forjando en ellos unos valores que le ayudaran para entender la sociedad que les toque vivir.
Aquí os dejo un cuento muy bonito sobre el enfado.
También cuando estamos enfadados, debemos aprender a relajarnos.
Aquí os dejo un cuento para aprender a relajarnos.
EL PULPO ENOJADO
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